El pastor William Osvaldo y su esposa, Luz, fueron llamados por Dios al servicio comunitario hace más de 25 años. Al servir a poblaciones profundamente afectadas por la pobreza y el crimen, compartieron el mensaje de esperanza del Evangelio y transformaron las vidas de jóvenes y adultos. Después de muchos años de trabajo fiel en distintas comunidades, pueblos y ciudades de Colombia, Dios los guió a continuar su misión en Ecuador.

Durante tres años de servicio en diferentes ciudades y pueblos, observaron las grandes necesidades de los adultos mayores, muchos de los cuales están desprotegidos, abandonados y olvidados por la sociedad, sin un entorno familiar que los acompañe. Movidos por la compasión de Dios, sintieron el llamado de establecer un ministerio dedicado a cuidar a estos ancianos vulnerables. Su deseo es ofrecerles consuelo, paz y alegría, reconociendo que todos llegaremos a la vejez y que cada persona merece envejecer con dignidad. Juntos, podemos hacer una diferencia significativa.